Se Vende
La primera fase es una subasta relativamente estándar, aunque con un detalle genial que le aplica una pequeña vuelta de tuerca que cambia de forma importante nuestra forma de actuar.
Antes de entrar en ella, primero comentar el objetivo fundamental de los jugadores, que no será otro que, como buenos especuladores inmobiliarios, invertir en propiedades para obtener una rentabilidad con su compra y venta, empezando todos los jugadores con un mismo capital.
Bien, pues, volviendo a esa primera fase de subasta, los jugadores tendrán que obtener las mejores propiedades posibles invirtiendo la mínima cantidad de dinero. ¿Cómo se consigue esto? Pues gracias a ese pequeño al que hacíamos referencia. En esta fase todos los jugadores obtendrán una carta, independientemente de cuanto pujen. La gracia está en que, salvo el jugador que se convierta en el máximo pujador, el resto tendrán, como es habitual, apearse de la subasta. La diferencia estriba en que, en vez no llevarse nada, tomarán la carta de propiedad de valor más bajo a cambio de la mitad de su última puja (que podría ser cero).
De esta forma, salvo casos muy puntuales, los jugadores estarán deseando tirarse de la subasta en cuanto la última carta de propiedad sea jugosa. Recordemos que cada carta de propiedad es única y su valor será fundamental de cara a la siguiente ronda. Por tanto, el objetivo en esta primera fase es, simplemente, formar una mano de cartas con los valores más altos posible.
Por supuesto, habrá que tirar de memoria, ya que las monedas gastadas no vuelven, de forma que, si tenemos memoria de elefante, podremos llevar un seguimiento de con cuanto capital cuentan los jugadores en cada momento. Esta información será importante para afinar las pujas y forzar a los jugadores a pasar en momentos pocos oportunos para ellos.
Se producen situaciones muy interesantes cuando algún lote interesante sale a mesa con el que los jugadores suelen calentarse. Llegado un momento, los jugadores estarán rezando para que el turno les llegue y puedan pasar. Pero habrá uno que no tendrá esa oportunidad después de haber puesto una buena suma encima de la mesa, y vera como los demás jugadores se llevan buenas cartas a cambio de más de la mitad de lo que el tendrá que desembolsar.
Es en esta subasta donde más y mejores decisiones deberán tomar los jugadores ¿aumentar la puja a riesgo de quedarnos expuesto y tener que desembolsar todo el dinero? ¿Y cuánto subimos? Subir poco puede servir como cebo para el resto de jugadores, que por pocas monedas opten a mejores cartas (sobre todo si la que reciben es poco valiosa). Tomar malas cartas es directamente olvidarse de la partida.
Como pequeña nota negativa, comentar que, cuando un jugador consigue ir formando una mano poderosa a cambio de pocas monedas es difícil enfrentarse a él en la siguiente fase, por lo que, aun en esta primera fase, lo ideal sería que los jugadores colaborasen para evitar que este jugador se sigua llevando cartas buenas a poco coste. Pero claro, es difícil generar estas dinámicas en una subasta. De todos modos, si esto ocurre y los jugadores quedan insatisfecho, tan sencillo como echar otra partida.
Una vez repartidas las propiedades, se pasa a una segunda fase más estándar con juego simultaneo.
Todos los jugadores elegirán una carta de su mano con la intención de hacerse con el cheque más valioso del suministro. Aquí es donde se decide todo.
El objetivo no es otro que intercambiar estas propiedades por sumas monetarias que resulten beneficiosa. El problema es que, como ocurre en Raj, el caos tendrá mucho que decir, ya que es complicado controlar como está la situación en la mesa, y, salvo para valores puntuales que si serán más fáciles de trazar.
Los jugadores tenderán a jugar sus mejores bazas cuando en el suministro hay buenos cheques e intentarán resguardarse cuando no haya sumas importantes en el mismo. Y como todos intentarán proceder de forma similar, se producirán sorpresas inesperadas. Además, siempre tenemos en mesa el típico jugador al que le gusta ir a contracorriente, y altera los planes de todo el mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario