P&P Fungi

 Fungi



Estás en medio del bosque, cierras los ojos y llenas tus pulmones de aire fresco. Algo te dice que hoy va a ser tu día de suerte. El sol y la lluvia de estos días garantizan una buena cosecha de deliciosas setas. Te has levantado a primera hora con la cesta a punto para la gran colecta. Incluso has preparado una sartén para disfrutar de las sabrosas setas que encontrarás a lo largo de la jornada. ¡Hoy va a ser un gran día!
Así se nos presenta este Fungi, diseñado por Brent Povis, siendo éste su único título publicado hasta la fecha. La primera edición salió al mercado en 2012 (bajo el nombre de Morels) de la mano de Two Lanterns Games. Posteriormente fue Pegasus Spiele quien adquirió los derechos y lanzó una nueva versión, con cambio de aspecto incluido. Las ilustraciones de la primera edición corren a cargo de Vince Dorse, mientras que las de la segunda edición son obra de Jarek Nocoń, quien ya se encargase de insuflar vida a títulos como 1775: Rebellion, K2 o Coup.
El juego se encuentra publicado en nuestro país por Homoludicus (ahora Devir), aunque es completamente independiente del idioma, a excepción del reglamento y del título de alguna de las cartas, pero no afectan a la jugabilidad. Permite partidas a 2 jugadores, con una edad mínima sugerida de 10 años y una duración aproximada de unos 30 minutos

Una partida a Fungi se desarrolla a lo largo de un número indeterminado de turnos hasta que se cumple la condición de finalización.

En su turno, un jugador debe realizar una de estas cinco acciones siempre y cuando no se exceda el límite de mano:

  • Tomar una carta del bosque. Las dos cartas marcadas con la carta del par de zapatos no tienen coste y se pueden llevar a la mano directamente. Sin embargo, si deseamos tomar alguna carta que no sea una de estas dos tendremos que gastar cartas de bastón para poder alcanzarlas. Habrá que devolver tantos bastones como posiciones haya entre la carta que deseamos tomar (inclusive) y la primera marcada con la carta del par de zapatos.
  • Tomar las cartas de bosque en descomposición. Se tomarán todas las cartas (de 1 a 4) situadas en la pila de descomposición, y se colocarán en la mano. Es importante remarcar que si hubiese alguna carta de Cesta o de Amanita, estas aplicarían sobre el total de cartas.
  • Vender Setas. Podremos vender dos o más cartas de setas de una misma variedad a cambio de bastones. Por cada carta vendida obtendremos los bastones indicados en la esquina superior izquierda. Recordad que las cartas de noche equivalen a dos cartas.
  • Jugar Carta de Sartén. Se colocará sobre la zona de juego una Carta de Sartén, dejando de ocupar espacio en la mano.
  • Cocinar Setas. Se colocarán 3 o más cartas de una misma variedad de setas sobre una Carta de Sartén (puede jugarse a la vez que las setas o estar ya jugada sobre la mesa). También se puede añadir una carta de aderezo (mantequilla si hemos jugado 4 o más cartas o sidra si hemos jugado 5 o más cartas). De nuevo, recordar que las cartas de noche equivalen, a efectos prácticos, a dos cartas físicas de bosque de esa variedad de seta.



Tras esto, se deberá colocar la primera carta del bosque (de las dos indicadas por la carta de par de zapatos) en la pila de descomposición. Si esta pila ya contuviese cuatro cartas, estas se descartan y la carta descartada en este turno comienza la nueva pila de descomposición.

El limite que impone la Amanita se mantiene hasta el final del turno siguiente en el que la carta es obtenida.

La partida finaliza justo en el momento en el que la última carta del bosque es retirada. Tras esto, se procede al recuento de puntos. El jugador con más puntos de victoria será el vencedor. En caso de empate, el ganador será el jugador que haya cocinado más Cartas de Setas (teniendo en cuenta que las Cartas de Noche cuentan como dos cartas).

Pues bien, comencemos con el combate. Ambos juegos, Jaipur y este Fungi, comparten como elemento principal una mano de cartas limitada en máximo (uno a 7 y otro a 8), sin posibilidad de descarte directo, sino que tendremos que hacer uso de las cartas. Los dos también poseen un tipo de carta especial que no ocupa espacio en mano y que permiten acceder a cartas que, de normal, no sería posible (Camellos en Jaipur y Bastones en Fungi). Y en la mesa se dispone un suministro común en el que los jugadores competirán por obtener las cartas que más les interesen en función de lo que ya tengan en sus manos. Hasta en el número de familias andan más o menos parejos: siete en Jaipur, nueve en Fungi. En estos aspectos son dos juegos calcados.

Pero Fungi está lleno de pequeños añadidos que, para mí, lo convierten en un juego más profundo, ergo, más interesante (repito, para mi). Para empezar, tenemos el suministro en avance. En Jaipur el suministro solo se repone cuando alguno de los jugadores toma cartas de él generando un hueco, mientras que en Fungi siempre van a aparecer una o dos cartas nuevas, independientemente de lo que haga el jugador en turno. Esta es la diferencia clave para mí, ya que en Jaipur, cuando los jugadores son avanzados, la influencia del azar es bastante elevada, ya que al robar una carta es probable que dejemos en bandeja de plata una mejor al rival. En Fungi no, ya que las cartas entran por el final del bosque. Es cierto que una de esas dos cartas puede ser vital para nuestro rival, pero que aparezcan no es consecuencia de nuestros actos. Además, si, efectivamente, la carta fuese interesante para nuestro contrincante, este deberá hacer un desembolso importante de bastones para hacerse con ella si no quiere exponerse a que su abaratamiento nos permita tomarla a nosotros antes. Por tanto, el azar es mucho menos decisivo en Fungi en cuanto al flujo de cartas se refiere.



Por si no fuese ya suficiente, el señor Povis va mas allá ofreciendo una serie de elementos que le dan una profundidad muy interesante al juego. El primero es la pila de descomposición. Por si no fuese suficiente con tener que elegir una carta de las disponibles en el bosque, bastones aparte, la mayoría de las veces las cartas de la pila de descomposición nos pondrán ojitos. Y es que la avaricia nos puede, y coger 2-3-4 cartas en vez de una siempre suena más interesante. Esto, unido al límite de la mano hará que en cada turno tengamos que sopesar cuidadosamente qué vamos a hacer.

Si solo fuese por las cartas de setas no habría problemas. Pero es que el resto de cartas accesorias son tanto o más interesantes. Las cartas de Luna son una bomba, ya que nos permiten tener una carta que funciona como dos, por lo que, de entrada, puede ser directamente convertida en bastones. Pero lo más interesante es que solo necesitamos una carta de seta más de la variedad coincidente para poder echarlas a una sartén. Y todo eso ocupando el espacio de una carta. Muy poderoso.

No menos interesantes son las cartas de cesta, que nos permitirán ampliar el límite máximo de la mano, permitiéndonos acumular más cartas. Y es que, si echamos cuenta, un límite de mano de ocho es bastante escaso si pretendemos encender sartenes potentes, con al menos 4 cartas para poder potenciar el sabor con algún complemento. Esto ya nos ocuparía 5-6 cartas. Muy hábiles eligiendo tendremos que ser si con el tope inicial conseguimos la victoria.



Y por último, la grandiosidad de las Amanitas, con esa dualidad beneficio-perjuicio que poseen. Y es que, cuando uno se indigesta, a veces viene bien un buen purgante. Me refiero a que, si hemos tomado malas decisiones, gracias a las Amanitas podremos limpiar nuestra mano. Es el único motivo por el cual nos comeríamos uno de estos hongos venenosos. Por otro lado, cada vez que se cuele una copia de esta carta en la pila de descomposición hará que dejemos de fijarnos en la pila hasta que esta se limpie (salvo que, de nuevo, estemos interesados en una purga).

Volviendo a las similitudes con Jaipur, ambos juegos incorporan una mecánica de memory fundamental para llegar a buen puerto. Tenemos que estar muy pendientes y retener qué va tomando nuestro rival para, en determinados turnos, obrar en consecuencia y tomar cartas que puedan beneficiarle a costa de perder nuestro turno (salvo que la carta nos venga bien). La diferencia principal es que, mientras que en Jaipur esa carta podemos retenerla y soltarla cuando creamos que el rival no la quiere, mientras que en Fungi nos va a estar lastrando la mano hasta que, o bien la cambiemos por palos porque conseguimos otra copia, o porque nos tragamos una amanita y se nos descompone el vientre de forma selectiva.



Gracias a todos los elementos acertadamente integrados en la mecánica, Fungi me parece un juego mucho más rejugable que Jaipur. No quiero decir con ello que el juego nos ofrezca sutilezas por descubrir hasta el fin de los días, pero si más que el juego de mercadeo. Si tuviésemos que cuantificarla, diríamos que posee una rejugabilidad media-alta. Como juego para dos que es no cabe entrar a valorar su escalabilidad. Por trollear un poco, podríamos decir que escala perfectamente en su amplio rango de jugadores admitidos, ¿no?

Y vamos cerrando ya. Fungi es un grandísimo juego de cartas con mecánica de familias para dos jugadores. Con muchos elementos con otro gran juego como es Jaipur, el juego que hemos reseñado dispone de más elementos perfectamente integrados para colocar al jugador en disyuntivas constantes. No hay nada mejor en un juego que estar todo el rato teniendo que decidir cosas. De buena factura, tal vez lo único negativo que le encuentro es lo abrupto del final de las partidas, que muchas veces te deja con sensación de coitus interruptus.

Link de descarga:

https://drive.google.com/file/d/1imHzKanaaeAEhPOTPrzDvoA4qMJ9IGHP/view?usp=sharing

No hay comentarios:

Publicar un comentario

P&P Campos de Arle

Campos de Arle Así se nos presenta este   Campos de Arle , un juego diseñado por el gran Uwe Rosenberg de carácter continuista respecto a tí...