Ciudadelas
Y esta semana otro gran clásico de los juegos de cartas no coleccionables, Ciudadelas nos pone en la piel de grandes constructores de ciudadelas que compiten por hacer la más grande y bonita ciudadela del mundo.
En cada ronda, tomaremos el papel de uno de 8 personajes distintos, con diferentes poderes, que lucharán entre ellos para construir los mejores edificios para su ciudadela. Además, en la tercera edición (de finales de 2010) de este clásico juego de Bruno Faidutti (co-diseñador de Diamantes y del Misterio de la Abadía), se añade la expansión Ciudadela Oscura, en la que se incluyen 10 personajes nuevos para elegir y nuevos edificios para construir, lo que convierte a esta 3ª edición en la edición definitiva del juego.
Veamos qué contiene:
- 82 cartas de distrito
- 18 cartas de personaje
- 8 cartas de ayuda de juego
- Una carta de corona
- 30 monedas de oro mucho más detalladas
Como podemos ver, es un juego que tiene poco más que cartas, una de las razones de su éxito es precisamente su sencillez. Para empezar, separaremos las cartas de personaje y las de distrito y formaremos dos mazos distintos con ellas. Como he dicho antes, en esta tercera edición vienen también las 10 cartas de la ampliación, así que para hacer una primera partida sería mejor apartarlas y jugar sólo con las cartas del juego básico: asesino, ladrón, mago, rey, obispo, mercader, arquitecto y condotiero. Cada una de ellas está numerada con un número del 1 al 8 y para empezar jugaremos con esas 8 únicamente, pero si queréis jugar con la ampliación, podéis sustituir algunas cartas (o todas) del juego básico por las que os interese probar de la ampliación, cada carta numerada de la ampliación sustituye su carta correspondiente del juego básico. Luego hablaré de ellas en detalle, de todos modos.
Cada jugador recibe primero 4 cartas de distrito del mazo central y dos monedas de oro. El jugador más mayor recibirá la carta de corona. Luego viene la fase de elegir con qué personaje vais a jugar. Se coge el mazo de personajes y se descarta una carta aleatoria, boca abajo, en el centro de la mesa. Luego, dependiendo del número de jugadores, se descartarán hasta 2 cartas más boca arriba. Hay que decir que, aunque es un juego al que pueden jugar de 2 a 8 jugadores, las reglas en la elección de personajes varían mucho de un modo a otro. Yo voy a hablar del modo para 6-7 jugadores, que es el modo estándar. El jugador que tenga la corona, una vez descartados los personajes necesarios, empezará a elegir. Escogerá el personaje que más le convenga y se lo guardará en secreto, luego le pasará el resto de personajes al jugador de su izquierda, que a su vez elegirá personajes también, hasta que todo el mundo haya elegido personaje y sobre una carta, que se dejará en el centro de la mesa, boca abajo. Cada personaje tiene una habilidad distinta que se activa en algún momento del turno, y muchas se basan en putear a los demás jugadores. El primero en elegir personaje, claro está, tendrá toda la ventaja de saber, no sólo que carta ha sido la descartada boca abajo, sino también de saber qué cartas le ha pasado a los demás jugadores y actuar en consecuencia. El jugador que en ese momento tenga la corona, irá llamando a los personajes uno por uno en el orden asignado por su número, hasta que no queden personajes por jugar, pero para saber un poco más de la estrategia a seguir, veamos los personajes en concreto.
El primero de todos, el asesino, tiene un poder sencillo: al inicio de su turno dice en voz alta a qué otro personaje va a matar, cuando a ese personaje le toque, perderá su turno por completo. La gracia está en que no sabes exactamente qué jugador tiene qué personaje, pero hay modos de hacer suposiciones, como ya veremos. El segundo, el ladrón, también es sencillo: al inicio de su turno dirá en voz alta a qué personaje le quiere robar. Cuando le toque jugar a dicho personaje, tendrá que darle todas las monedas de oro a quien se las haya robado y luego empezar el turno normalmente. Este es un personaje muy jugoso, sobretodo en partidas de muchos jugadores, en las que es menos posible fallar y mencionar el nombre de un personaje que no jugará esa ronda. El mago, el tercer personaje, puede hacer una de dos cosas en cualquier momento del turno. O bien cambiarse la mano entera con otro jugador, o bien descartar X número de cartas y robar el mismo número del mazo. Como el mago puede usarse contra un jugador directamente, y no contra un personaje, es muy útil para hacerse con cartas que otros jugadores han estado guardando. El rey, cuarto personaje, recibe, en cualquier momento del turno, una moneda extra por cada distrito amarillo de que dispongas. Además, recibirá también la corona, por lo que empezará a elegir carta el próximo turno. El obispo, quinto personaje, recibe, del mismo modo que el rey, monedas extra por los distritos azules y no puede ser atacado por el condotiero. El sexto, el mercader, recibe una moneda extra y además recibe una adicional por cada distrito verde que poseas. El séptimo, el arquitecto, roba dos cartas adicionales y puede construir hasta 3 edificios en un solo turno. Por último, el octavo personaje, el condotiero, recibe una moneda adicional por cada distrito rojo y puede elegir destruir un edificio de otro jugador por el coste de ese edificio menos uno, con lo que los edificios con coste uno los puede destruir gratis. Lo único que no puede destruir son los distritos de una ciudad que haya llegado a 8, luego explico por qué.
Un turno normal, además del poder del personaje, permite elegir entre coger dos monedas de oro o bien coger dos cartas de distrito, quedarse una y descartar la otra. Una vez hecho eso, y si hay dinero, se puede pagar el coste de un distrito para construirlo. El primer jugador que llegue a 8 hará que la ronda actual se convierta en la ronda final, en la que se hará el recuento de puntos para decidir el ganador. El recuento es sencillo, un punto por cada moneda de valor de los edificios, tres puntos extra por tener un edificio de cada color (rojo, azul, verde, amarillo y morado), 4 puntos por ser el primero en llegar a 8 distritos y 2 puntos si llegas a 8 distritos durante la ronda final también. En caso de empate, gana el que tenga más monedas.
Obviamente, hay cartas especiales de distrito, las moradas, que tienen poderes especiales, y que permiten que el juego sea más complejo y profundo, añadiendo nuevas normas interesantes al juego. Lo mejor es que os las leáis un poco por encima antes de empezar, para ver a qué ateneros, la mayoría son una muy buena inversión para vuestra ciudad.
Cuando llevéis unas cuantas partidas, será el momento idóneo para probar los nuevos personajes de la expansión. Como ya he dicho, sustituyen las cartas originales del número correspondiente pero, como habréis notado, no hay únicamente 8 cartas en la expansión, hay 10. Esas dos cartas adicionales tienen el número 9, y son el artista y la reina. Para jugar con ellas, simplemente se deja una carta adicional boca arriba cuando se eligen los personajes. Además, permite ampliar el juego hasta un total de 8 jugadores, en caso que queramos. Como he dicho antes, no podrá haber dos cartas con el mismo número en el mazo de personajes, y eso también se aplica al artista y a la reina, que comparten el 9. Veamos qué habilidades tienen los personajes de la expansión:
La bruja, el primer personaje de la expansión, puede robarle el turno a otro personaje aleatorio y usar sus habilidades para mejorar su propia ciudad. El recaudador de impuestos le cobra una moneda de oro a cada personaje que, durante la misma ronda, construya un edificio, en caso de que aún le queden monedas cuando lo haya acabado, claro está. El hechicero puede mirar la mano de otro jugador y quedarse con una de sus cartas de distrito y, si construye dicho distrito, no cuenta para el límite, con lo que aún podría construir otro de su mano. Si decide no construir el distrito que ha robado, se lo puede simplemente guardar en la mano y además, durante este turno, puede construir edificios con el mismo nombre a otros ya presentes (algo prohibido habitualmente). El emperador, cuarto personaje, que sustituye al rey, además de cobrar una moneda extra por distritos amarillos, coge la corona y se la da a un jugador de su elección, que deberá pagar por ella una moneda o una carta de distrito de su mano. El abad, además de recibir extra por edificios azules como el obispo, recibe una moneda de oro del personaje que tenga más oro en la mesa. El alquimista recibe de vuelta todo el oro que se haya gastado durante el turno en construir un distrito. El navegante no puede construir, pero a cambio recibe 4 monedas de oro o 4 cartas extra. El diplomático, además de recibir extra por los edificios rojos, puede intercambiar cartas de distrito bajadas por las de otros jugadores, pagándoles la diferencia de coste, en caso que sean más caros los distritos que recibe que los que da. El artista, uno de los dos personajes extra, puede embellecer uno o dos distritos, colocándoles encima una moneda de oro, lo que hace que suban de valor, ya sea para el recuento final como para otros usos. Por último, la reina recibe 3 monedas de oro si el jugador que la tiene está al lado del rey (o el emperador).
La mayoría de estas cartas mantiene un cierto equilibrio con el juego original, aunque tengo que decir que tanto el poder del navegante como el del alquimista me parecen un poco exagerados, aunque normalmente eso se compensará con el mismo juego, ya que serán a menudo objetivo del ladrón, el asesino o la bruja. De los dos personajes extra, el único que tiene algún valor real i estratégico es el artista, ya que la reina es demasiado aleatoria, sobretodo en partidas grandes. También hay que mencionar al hechicero, que tiene un poder mucho más práctico que su equivalente original, el mago, ya no intercambias cartas que podrían ser valiosas de tu mano por cartas totalmente aleatorias de otro jugador, sino que miras, eliges, y además tienes ventajas adicionales.
En definitiva, Ciudadelas es un grandísimo juego, ideal para partidas de duración media. Gusta especialmente por la estrategia de intentar deducir quién va a coger qué personaje, a la vez que intentas no ser el objetivo del asesino o del ladrón. La expansión, que viene incorporada en la caja, no ofrece más que ventajas, y las cartas de distrito que vienen con ella son muy interesantes. Los nuevos personajes le dan mucha vida a un juego que, de otro modo, tendería a la repetición, si se usan siempre los mismos personajes y dinámicas. Yo, en los años que llevo jugando a juegos de mesa de todo tipo, siempre he disfrutado de una partida al Ciudadelas aquí y allá, así que en realidad, nunca lo he llegado a aburrir. Otro de esos grandes juegos que sirven para iniciar a otros en los juegos de mesa. Muy recomendado para regalar si en el grupo no hay nadie que lo tenga, diversión garantizada.